¡YouTube Kids es un pozo negro extraño!
“Gen Z! Gen Z! What is Gen Z gonna do when they grow up? What’s gonna happen to Gen Z??” While we appreciate your concern, what you really need to look out for is Gen Alpha. Adults, if you thought Gen Z was a handful, I give you a sincere warning. You’re going to have your work cut out for you with these new kids in town.
I see all sorts of people come through The Cheesecake Factory where I work, people in suits and ties, people dressed in pizza costumes, people who clearly saved up everything for that once a month visit. The common denominator? Every child has their face in a tablet.
Me? I didn’t get a phone with internet access until I was thirteen. If I wanted to go on the internet, I needed to sit at the noisy thirty pound monolith that was the family PC. So why on earth are children getting more internet access when they’re even younger?
Why would they look around at their surroundings, make friends and get dirt under their nails when they have 24/7 access to “Skibidi Toilet”? For those unfamiliar, you don’t need to concern yourself with such troubling–toilet-y things.
When us Gen-Zers were growing up with access to the internet, I don’t think anyone really knew how harmful it was. Because of the profit-driven nature of social media platforms, extreme, upsetting and polarizing content naturally floats to the top.
YouTube Kids is a bizarre place. Back in 2017 there was Elsagate. This odd brand of content on YouTube Kids included fictional children’s characters (such as Spiderman and Elsa) being portrayed in bizarre, depraved and sometimes violent situations. It slipped right through YouTube Kids’ protective filters and straight to kids’ screens because of its seemingly innocent nature.
While the Spiderman and Elsa debacle is old news, the root problem has not gone away. With the advent of short-form video apps like TikTok, Instagram Reels and YouTube Shorts, the problem is only going to get worse.
According to Mercer Professor of Television and Digital Film Dr. Steve Voorhees, “The platform wants the user to stay on it as long as possible. With short-form, it’s really about inundating the user, always giving them something new to look at. If there’s a video that doesn’t capture their attention, they know there’s something right beneath it.”
Dr. Voorhees says an excess of social media has been linked to various mental health issues including depression and anxiety.
“What are [users] seeing? What are they learning? What are they getting from this? And a lot of it is a double-edged sword, when you’re on it you’re being overwhelmed. When you’re not on it, you feel like you’re missing out,” says Voorhees.
Some children don’t even want to watch television anymore, instead begging for short, highly edited YouTube videos. Some more cautious parents allow them supervised use, but it requires constant vigilance.
Christina Davies, mother of three and elementary school teacher in Hopewell Valley, says “If [my three-year-old] ends up on YouTube, he can be watching something weird in a matter of seconds…We could be watching something that seems okay and then all of a sudden they drop an F-bomb,” says Davies.
Juliana Joy Davies, twelve-year-old daughter of Christina Davies says, “A lot of [kids] have their phones out at recess. I would say at least fifty percent.”
When these Gen-Alpha kids grow up and file into the halls of Mercer, we are going to need even more mental health resources, and professors will be even more hard-pressed to keep their attention.
It’s crucial to lead by example and be mindful of the escapist tendencies made easier than ever by social media. Scrolling sprees are a maladaptive coping mechanism to avoid the challenges of daily life that algorithmically skew our perception of the world and destroy our attention spans. If today’s children don’t learn healthier habits, read reliable sources, and learn to cope with boredom without doomscrolling, we could have serious problems in the not-so-distant future when they’re set to inherit our world.
“[When I was a kid] we went outside and our parents had to scream our names to come home. There’s definitely times that I make my kids go outside, and I will lock the door, because they’ll come right back in. Once they’re out there, they’re having a great time. It’s just [hard] getting them off of the thing they think they have to be on” says Davies.
“¡Generación Z! ¡Generación Z! ¿Qué hará la Generación Z cuando sea mayor? ¿Qué pasará con la Generación Z? Si bien apreciamos la preocupación, lo que realmente se debe tener en cuenta es la Generación Alfa. Para todos los adultos que pensaban que la Generación Z era difícil, les doy una advertencia. Tendrás mucho trabajo por delante con estos nuevos niños de la Generación Alfa.
Veo todo tipo de personas pasar por The Cheesecake Factory donde trabajo: personas con traje y corbata, personas vestidas con disfraces de pizza, personas que claramente guardaron todo para esa visita una vez al mes. ¿El denominador común? Cada niño tiene su cara en una tableta.
¿Yo? No conseguí un teléfono con acceso a Internet hasta los trece años. Si quería conectarme a Internet, necesitaba sentarme frente al ruidoso monolito de treinta libras que era la PC familiar. Entonces, ¿por qué los niños tienen más acceso a Internet cuando son aún más pequeños?
¿Por qué mirarían a su alrededor, harían amigos y se ensuciarían las uñas cuando tienen acceso las 24 horas del día, los 7 días de la semana al “Retrete Skibidi”? Para aquellos que no están familiarizados con la referencia, no es necesario que se preocupen por cosas tan preocupantes como las que tienen que ver con el baño.
Cuando nosotros, la Generación Z, crecimos con acceso a Internet, dudo que alguien supiera lo dañino que era. Debido a la naturaleza de las plataformas de redes sociales con fines de lucro, el contenido extremo, perturbador y polarizador flota naturalmente hacia la cima.
YouTube Kids es un lugar extraño. En 2017 sucedió el Elsagate. Este extraño tipo de contenido en YouTube Kids incluía personajes infantiles ficticios (como Spiderman y Elsa) retratados en situaciones extrañas, depravadas y, a veces, violentas. Pasó a través de los filtros protectores de YouTube Kids y llegó directamente a las pantallas de los niños debido a su naturaleza aparentemente inocente.
Si bien la debacle de Spiderman y Elsa es una noticia vieja, la raíz del problema no ha desaparecido. Con la llegada de aplicaciones de vídeos de formato corto como TikTok, Instagram Reels y YouTube Shorts, el problema sólo empeorará.
Según el Dr. Steve Voorhees, Profesor Mercer de Televisión y Cine Digital, “La plataforma quiere que el usuario permanezca en ella el mayor tiempo posible. Se promueve el formato corto para inundar al usuario, brindándole siempre algo nuevo que mirar. Si hay un vídeo que no capta su atención, saben que el siguiendo video lo hará”.
El Dr. Voorhees dice que un exceso de redes sociales se ha relacionado con diversos problemas de salud mental, incluidas la depresión y la ansiedad.
“¿Qué están viendo [los usuarios]? ¿Qué están aprendiendo? ¿Qué obtienen de esto? Y mucho de esto es un arma de doble filo, cuando estás viendo los videos te sientes abrumado. Cuando no los estás viendo, sientes que te estás perdiendo de una experiencia”, dice Voorhees.
Algunos niños ya ni siquiera quieren ver televisión y piden vídeos cortos y muy editados de YouTube. Algunos padres más cautelosos les permiten el uso supervisado, pero requiere una vigilancia constante.
Christina Davies, madre de tres hijos y maestra de escuela primaria en Hopewell Valley, dice: “Si [mi hijo de tres años] termina en YouTube, puede estar viendo algo extraño en cuestión de segundos… Podríamos estar viendo algo que parezca correcto. y de repente lanzan una lisura”, dice Davies.
Juliana Joy Davies, hija de Christina Davies, de doce años, dice: “Muchos [niños] sacan sus teléfonos durante el recreo. Yo diría que al menos el cincuenta por ciento”.
Cuando estos niños Gen-Alfa crezcan y lleguen a los pasillos de Mercer, necesitaremos aún más recursos de salud mental, y los profesores tendrán aún más dificultades para mantener su atención.
Es fundamental predicar con el ejemplo y ser conscientes de las tendencias escapistas que las redes sociales facilitan más que nunca. Ver videos sin parar es un mecanismo de afrontamiento desadaptativo para evitar los desafíos de la vida diaria. A través de algoritmos, se distorsiona nuestra percepción del mundo y se destruye nuestra capacidad de atención. Si los niños de hoy no aprenden hábitos más saludables, leen fuentes confiables y aprenden a lidiar con el aburrimiento sin ver cosas fatales, podríamos tener serios problemas en un futuro no muy lejano cuando sea el turno de ellos de heredar el mundo.
“[Cuando era niño] salíamos y nuestros padres tenían que gritar nuestros nombres para volver a casa. Definitivamente hay ocasiones en las que hago que mis hijos salgan y cierro la puerta con llave, porque volverán a entrar. Una vez que están ahí, se lo están pasando genial. Simplemente es [difícil] sacarlos de lo que creen que deben hacer”, dice Davies.